El grafeno es un material que ha ganado reciente popularidad gracias a sus increíbles propiedades que permiten un flujo de electrones libre, como si no hubiera masa. De tan solo un átomo de grosor, esta substancia es lo más cercano que tenemos a un superconductor a temperatura ambiente pues permite que los electrones se desplacen de manera más sencilla por su superficie. Dicho fenómeno podría facilitar la creación de dispositivos de almacenamiento de datos que requieran menos energía y que produzcan una menor cantidad de calor.
Es por esto que científicos del laboratorio suizo de electrónicos y estructuras nanométricas École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) han decidido tomar ventaja de las propiedades de este novedoso material, que en conjunto con disulfuro de molibdeno (material que se espera sobrepase las capacidades de chips de silicón) podría crear una memoria flash de mucho menores dimensiones que las convencionales, a un muy bajo consumo energético.
Esta innovación se encuentra en la etapa de prototipo, en la que se ha demostrado que el dispositivo funcionó por 120 ciclos de lectura/escritura y después de permanecer apagado para medir su deterioro de almacenamiento, se estimó que 30% de la carga original aún estaría presente después de diez años.
A pesar de que esta nueva tecnología se encuentra en pañales, es una muestra más de la versatilidad del grafeno y no es descabellado pensar que en unos cuantos años tengamos micro memorias flash hechas de este fabuloso material.
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