El video como medio de denuncia ciudadana

En México, la sociedad civil utiliza cada vez más el celular para exponer abusos

Si una imagen vale más que mil palabras, podemos decir que un video protege más que mil escudos. Desde hace un par de años, México ha experimentado una fiebre ciudadana por las denuncias en video, una epidemia originada tanto por el despertar de la sociedad civil que necesita exponer los abusos, como por el fácil acceso a teléfonos inteligentes —y con ellos, sus dispositivos de grabación—.

Los referentes son numerosos y cada día aparecen más. Quizás el suceso que marcó el parteaguas en la publicación de videos de esta naturaleza fue el caso de las Ladies de Polanco, ocurrido en agosto de 2011. Lo que ocurrió fue que una persona grabó el momento en que una modelo y una excelebridad televisiva insultaban a oficiales de policía durante un operativo del alcoholímetro. Ambas fallaron las pruebas de sobriedad y reaccionaron con insultos contra los uniformados, al tiempo que los llamaban "asalariados de mierda", ahora frase célebre.

En China se han dado varios casos de denuncia ciudadana, gracias a grabaciones de actos corruptos de funcionarios gubernamentales, hechas con teléfonos celulares

El video se hizo viral y provocó que las “ladies” fueran remitidas con las autoridades correspondientes, y se hicieron acreedoras a multas y penas de cárcel (aunque ninguna llegó a prisión).

Con el tiempo, aparecieron episodios similares en YouTube, Twitter y Facebook. En enero de 2012, otro hecho acaparó la mirada pública: los abusos del empresario Miguel Sacal —bautizado el Gentleman de las Lomas- quien golpeó a un empleado en un acto de prepotencia y uso de violencia. En esa ocasión, el testimonio visual partió de la cámara de seguridad del edificio donde todo ocurrió.

Aunque no hubo una persona detrás grabando el suceso de manera voluntaria, el material se utilizó para evidenciar el abuso de Sacal. De hecho, el video fue difundido 6 meses después de haber sido grabado, en julio de 2011. La presión ciudadana llevó a las autoridades a condenar al empresario a 4 años de prisión, aunque aún goza de libertad gracias a un amparo interpuesto por su defensa.

A estos antecedentes hay que sumar el reciente caso de la senadora Luz María Beristáin (llamada en redes sociales #LadySenadora), en el que una grabación evidencia su prepotencia después de perder su vuelo por un retraso. Al igual que en las ocasiones anteriores, el video desencadenó una serie de reacciones que se convirtieron en cuestionamientos sobre la actuación de la legisladora.

Poco a poco, los ciudadanos se han percatado de que las grabaciones sirven para denunciar a figuras públicas o en posiciones privilegiadas, pero también los abusos del prójimo, por más pequeños que parezcan. Este martes se publicó un video en el que una persona en Guadalajara denuncia a una mujer que se niega a bajar su camioneta de la acera, a pesar de que es ilegal estacionarla de esa forma. Llama la atención que la reacción de la acusada es sacar su celular y también grabar a su interlocutor. En la guerra de la imagen, la cámara es la mejor espada y el mejor escudo.

Estos sucesos me recuerdan uno de los ejemplos clave del uso del video como medio de denuncia ciudadana: las grabaciones de los insurgentes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Investigadores mexicanos y extranjeros han analizado el uso que le dieron los zapatistas, como vehículo de comunicación alternativo y mecanismo de presión contra el Ejército. En la década de los 90, los convoys de rebeldes iban acompañados de cámaras de video para registrar abusos a los derechos humanos por parte de los soldados; en respuesta, los militares comenzaron a usar cámaras como parte de sus incursiones. El resultado: una confrontación silenciosa y tensa entre ambas lentes.

Resulta interesante que casi 20 años después, la democratización de la tecnología nos haya conducido a un escenario similar. Nosotros, como esos zapatistas, utilizamos las grabaciones para denunciar los abusos y las irregularidades, tanto de aquellos que ostentan el poder sea simbólico, económico o social, como de cualquier otro ciudadano. Esto permite que una mala acción quede registrada, lo que tiene capacidad para regular el comportamiento —algo que ha sido explicado como la vigilancia de punto a punto o P2P surveillance-.¡Y eso que aún no hay un empleo masivo de Google Glass!

Hay que aplaudir que el video sea empleado como un medio de denuncia, porque empodera a la ciudadanía y equilibra el juego. La tecnología rompe la asimetría social de las relaciones de poder, y aunada a la viralización de las redes sociales, constituye un arma al servicio de la sociedad civil. Si los romanos se preguntaban Quis custodiet ipsos custodes? (¿quién vigila a los vigilantes?), los ciudadanos de la aldea global pueden responder con facilidad: nosotros.

Deja tu comentario

Nuevo

  • Nuevo

  • Trending

  • Lo Mejor

Subir
Advertising