GroupMe: una alternativa útil para mensajería grupal

"No voy a bajar GroupMe. Es sólo un WhatsApp hipster", me dijo un colega del trabajo cuando le avisé que migraríamos nuestra comunicación diaria a esta nueva aplicación. Al día siguiente y después de haberlo descargado a regañadientes , admitió que se trataba de una alternativa útil. Quizás esta sea la primera opinión positiva que muchos de ustedes leen sobre el programa. Se trata de un software de mensajería instantánea que fue lanzado en 2010 y que, poco a poco, se ha hecho de un nombre entre un sector específico de usuarios.

Probablemente estén pensando lo mismo que mi compañero de trabajo: "¿para qué usar otra aplicación si ya tengo una que hace lo mismo?" Bueno, las pequeñas diferencias de GroupMe lo hacen ideal para organizar grupos de discusión y fomentar una comunicación mucho más ágil.

Empecemos con un poco de la historia y las funciones de GroupMe. La aplicación llegó al público en mayo de 2010, a partir del primer Disrupt Hackathon en Nueva York, donde su demo atrajo inmediatamente la mirada de los inversionistas. En 2011, captó la atención de Skype (recién adquirida por Microsoft), empresa que en agosto de ese año, desembolsó $43 MDD para adquirirla (algunas fuentes señalan que la cifra pudo ascender a $68 MDD). Para junio de 2012, GroupMe ya entregaba 550 millones de mensajes por mes.

¿Qué hace especial a GroupMe?

En primera instancia, GroupMe es especial porque ofrece un servicio de mensajería enfocado en grupos. Permite crear conversaciones colectivas en las que pueden participar desde 2 usuarios una conversación de 2 vías habitual hasta un número casi ilimitado. La aplicación móvil es gratuita y está disponible para iOS (en iPhone y iPad), Android, Windows Phone 7 y BlackBerry OS. Aún no está lista la versión para BlackBerry 10.

Una de sus principales ventajas es que cuenta con versión web, lo que resuelve uno de los grandes problemas de WhatsApp: depender sólo de la terminal móvil. Servicios como iMessages (y en su momento, Google Talk) entendieron la importancia de poder utilizar tanto una computadora como un teléfono para comunicarse. En ese sentido, resulta mucho más práctico utilizar GroupMe que recurrir a WhatsApp en situaciones específicas como las que describiré en esta reseña.

En el ejemplo que di al inicio, mi colega y yo tuvimos que rediseñar un logotipo durante la noche, cada quien desde su oficina. Con WhatsApp, habría resultado muy molesto trabajar en la computadora y tener que tomar cada 1 o 2 minutos el celular para contestar mensajes. En ese tipo de escenarios, la retroalimentación constante es crucial. Mientras él pulía el diseño desde la computadora, yo podía hacer las revisiones en el teléfono y no perdíamos tiempo. A eso hay que sumarle que GroupMe tiene una función que permite ver únicamente los archivos adjuntos de una conversación, sin necesidad de hacer scroll en los mensajes para buscar dónde quedó tal o cual imagen o documento.

Además, las otras personas involucradas en el proceso recibían los mensajes. Sé que puede ser molesto recibir toda la actividad del grupo al instante, pero GroupMe lo soluciona en su versión móvil con un sistema de silenciado de notificaciones por tiempo. De esta manera, quien no quisiera escuchar las notificaciones por un par de horas (para dormir tranquilo, por ejemplo), sólo debía encender esa función.

Sencillas diferencias como estas cambian por completo el flujo de trabajo, al simplificarlo y comunicarlo de inmediato. A cierta hora, cuando todos estamos conectados en la computadora, GroupMe funciona casi como una sala de chat. Cuando estamos en la calle, podemos seguir al tanto de la conversación y participar en ella. Esto no implica que cada palabra que escribamos deba ser leída por todos los miembros del grupo; el servicio también permite el envío de mensajes directos, en caso de que sea necesario discutir detalles particulares con una sola persona.

Pensar en conjuntos

Pensar bajo el paradigma de los grupos simplifica el trabajo. La idea es muy parecida a la filosofía central de Google+ y sus círculos. En una empresa, muchas veces es necesario vincularse con diferentes equipos y no todos están conectados entre sí. Es un problema bien conocido en la comunicación de una organización, que suele presentarse con listas de correos en las que algunas personas reciben copia de información que no requieren y en ocasiones, peor aún, ¡información que no deberían conocer!

GroupMe es una solución para ese tipo de escenarios. Pondré otro ejemplo. Supongamos que soy un editor de diferentes sitios temáticos y trabajo con 4 equipos diferentes. En ese caso, armo 4 grupos con los que puedo interactuar, y coloco a cada persona en el correspondiente. Ahora, en una pequeña empresa, quizá tenga un grupo con todos los directores de área y sólo se discutan temas generales, y otros enfocados en áreas específicas (diseño, contabilidad, recursos humanos). Agrupar implica organizar.

Lo que se puede mejorar

Hay varios elementos de GroupMe que pueden mejorar. En primer lugar, el registro. Es necesario vincular la cuenta con un número telefónico (al igual que WhatsApp) y el tiempo de espera para recibir el PIN de autenticación puede ser hasta de 20 minutos. Sin embargo, es posible cambiar el número telefónico, a diferencia de WhatsApp.

En segundo lugar, aunque la versión web es su característica más fuerte, en ocasiones se actualiza a diferente velocidad que su contraparte móvil. Si bien no es tan propensa a caídas, a veces la saturación del servidor afecta la experiencia de uso, aunque estos problemas cada vez son menores.

Por último, su adopción. A pesar de tener 3 años en el mercado, no tiene la presencia de WhatsApp ni el éxito efervescente de LINE. Sin embargo, este inconveniente se supera al implementerla en espacios de trabajo o colaboración bien definidos (incluso, con un grupo de amigos); a partir de ese punto será posible su expansión. Como en toda aplicación, no basta con que sus características sean buenas, es necesario que sea utilizada por la mayor cantidad de personas posible.